LA BUENA EDUCACIÓN

Entrevistas
Aprovechando el comienzo de las clases, AHORA Magazine ha querido tomar una fotografía de la situación actual de nuestros centros educativos. Comprobando que la buena salud de la educación en Écija, Cañada Rosal y La Luisiana-El Campillo es una realidad.
 
Premios, becas, expedientes inmejorables, proyectos y, sobre todo, la ilusión de los profesionales responsables de que todo esto ocurra, nos indica el alto nivel de formación y oportunidades que tienen las actuales generaciones de niños y jóvenes.
Hemos usado la popular fórmula de “para muestra un botón”, aunque en esta ocasión hemos elegido tres, para confirmar con sus logros y méritos que vamos por buen camino. Un camino a largo plazo, duro, de esfuerzo y trabajo que no depende exclusivamente de alumnos y docentes, sino que también implica a toda la sociedad.
El C.E.I.P. El Valle, las Escuelas Profesionales Sagrada Familia (SAFA), de Écija, y el I.E.S. Pablo de Olavide, de La Luisiana, nos han abierto las puertas para hablarnos del presente y el futuro de la educación en nuestra comarca.
Al límite del norte de Écija, con décadas de existencia y siendo uno de los centros más grandes, en extensión, de la localidad, nos encontramos con el C.E.I.P. El Valle. Un colegio de barrio, y que hoy, por fórmulas y normas del sistema educativo, es uno de los centros con menos alumnos de la ciudad. Aun así, el centro ha seguido peleando por mejorar, innovar y aportar lo mejor de sus instalaciones y de su claustro.
 
Victoria del Pino, directora del centro, nos recibe en su despacho, cargada de ilusión y proyectos, para contarnos la historia de su cole…
Ahora Magazine: El C.E.I.P. El Valle es un pequeño gran colegio, con sus limitaciones, pero eso no ha sido obstáculo para que en poco menos de dos años el centro se haya puesto al día, implantando grandes cambios en vuestro día a día que, entre otras cosas, ha terminado este curso con el premio Wind Experts de EDPR por un proyecto sobre energías renovables…
 
Victoria del Pino: Así es, el proyecto de dirección apostó y ha llevado a cabo, entre otras cosas, un cambio metodológico basado en ABP (APRENDIZAJES BASADOS EN PROYECTOS) que nos ha reconducido a incrementar el interés y la motivación de nuestro alumnado. Tanto es así que su creatividad y entusiasmo han dado como resultado este merecido premio, que ha proporcionado a nuestros alumnos de 5º de primaria, no sólo el reconocimiento, sino también toda una experiencia, entendimiento y concienciación hacia el cuidado de nuestro entorno y la importancia de las energías renovables.
 
A.M.: Como ocurre en casi todos los concursos de este tipo, el centro o los docentes no van buscando el premio, el proyecto sobre energías renovables ya se encontraba en el temario del curso, ¿verdad?
 
V.P.: Cierto. El centro ha desa-rrollado este curso escolar el programa Aldea con el objetivo de promover el desarrollo integrado de iniciativas de educación para la conservación de los recursos naturales y el fomento del desarrollo sostenible. Creemos fielmente en la realización de un trabajo que conciencie y forme a nuestro alumnado, para que el día de mañana aporten y se desarrollen en una sociedad más proambiental, justa y solidaria. El proyecto que se ha desarrollado en energías renovables, y su producto final, estaba dentro de nuestra programación anual, el concurso fue una herramienta más para motivar y hacer crecer el empoderamiento de nuestros niños y niñas.
 
A.M.: Con poco menos de dos años al frente del equipo directivo del centro, ¿qué supone este reconocimiento para el colegio?
 
V.P: Significa que nuestra apuesta y creencia en el cambio por otra escuela y otra manera de enseñar y aprender, no sólo es posible, sino que también hace que centros pequeñitos y con ciertas peculiaridades, como es el C.E.I.P. El Valle, puedan salir de esa imagen adquirida e impuesta por la sociedad como “centro cajón de sastre”.
 
Estamos marcando la diferencia y haciendo latente que lo diferente vale, que tenemos otras cualidades y potenciales que nos hacen llegar a los mismos objetivos y metas que los centros “clichés”, esperando que la barrera de prejuicios hacia la tipología de centros como el nuestro, poco a poco, desaparezca.
 
A.M.: Este reconocimiento nacional es solo la punta del iceberg, que en muchas ocasiones es lo que desde el exterior nos limitamos a ver. El C.E.I.P. El Valle ha implantado con fuerza el método de enseñanza a través de proyectos, ¿nos puedes explicar exactamente en qué consiste?
 
V.P: El aprendizaje basado en proyectos consiste en partir de los intereses, expectativas, conocimientos y contexto del alumno, conectando con su realidad, que le resulta mucho más atractiva, para llegar a un producto final, el cual es compartido con el resto de la comunidad educativa que les rodea. Este tipo de enseñanzas-aprendizajes al ser más significativos y funcionales para el alumnado, hace que adquieran destrezas significativas para desarrollar los cuatro pilares educativos fundamentales: “aprender a ser”, “aprender a convivir”, “aprender a conocer” y “aprender a hacer”.
 
A.M.: Como docente, ¿qué crees que aporta a los niños y niñas este método?
 
V.P.: Son muchas las aportaciones de esta metodología, pero señalaría como principales la potenciación de la creatividad en los niños y niñas, refuerzo de autoestima y creencia en sí mismo, trabajo en equipo y colaborativo, respeto por diferentes opiniones y puntos de vista, adquisición de pensamiento crítico, adquisición de numerosas habilidades para la comunicación y expresión, desarrollo de aprendizajes autónomos, habilidades investigativas y de indagación, puesta en marcha de métodos científicos y un sinfín más que podría seguir enumerando.
 
A.M.: Además, unimos a todo esto la preocupación de los docentes y del AMPA para que los alumnos y alumnas completen su educación con actividades que van más allá de lo estrictamente académico. Buen ejemplo de ello es el gran huerto que los propios niños cultivan, y que a continuación pasan directamente a la cocina para su propio menú diario. O esas clases de yoga en horas lectivas, que eran impensable en nuestra época.
 
V.P.: Actividades que como bien indicas, son complementarias y fundamentales para el desarrollo de la filosofía educativa que este proyecto de dirección está llevando a cabo y que se integra en nuestro proyecto educativo, son importantísimas para que nuestro alumnado mantenga el equilibrio entre su desarrollo personal y formativo o educacional. Este tipo de actividades hacen que nuestro alumnado tome conciencia de la importancia de llevar una vida saludable en cuanto a su alimentación, la importancia y el valor del trabajo tradicional, así como los beneficios del consumo de productos ecológicos, para equilibrarlo con el conocimiento de sus emociones y “yo mismo” o la adquisición de herramientas y mecanismos para el manejo de esas emociones. Además, estas actividades complementarias, son compartidas, en una gran proporción de tiempo, con las familias de nuestro alumnado, factor clave para el desarrollo de las mismas y para fomentar la implicación de la familia en el entorno escolar de sus hijos.
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Los cuatro pilares educativos fundamentales: “aprender a ser”, «a convivir”, «a conocer” y “a hacer”.
A.M.: En todos estos nuevos métodos, estas actividades “extras” y en todas aquellas innovaciones educativas, ¿qué papel juega el docente y/o el equipo directivo? Quiero decir, ¿qué está en su mano?, ¿cuánto puede proponer? ¿en qué grado puede pelear por implantar la novedad en la educación de nuestros hijos?
 
V.P: Soy una persona que cree que las limitaciones las ponemos nosotros mismos. Para mí, en la escuela pasa igual. Todo lo que propongas, con un estudio previo, una buena organización, con ganas, mucha voluntad y trabajo, sale adelante. Simplemente hay que adaptarlo a las necesidades del centro y de nuestro alumnado. Evidentemente la colaboración y trabajo de todo el claustro y comunidad escolar es esencial. Pero el C.E.I.P.. El Valle es una “gran familia” que ha demostrado, sigue trabajando y cree en una escuela con carisma y diferente. Querer es poder.
 
A.M.: Victoria, dedicamos este artículo a hablar de la buena salud de la educación en Écija y para ello hablamos con dos centros de enseñanza secundaria, pero en la infantil y primaria, ¿dónde están los retos, las debilidades y las fortalezas?
 
V.P: Me siento orgullosa de pertenecer a la comunidad educativa de la comarca de Écija y sus alrededores, porque desde que llegué en el curso 2014/2015, no he parado de aprender y de nutrirme de los grandes profesionales que trabajamos en esto y que he encontrado aquí. Me consta muy de cerca la labor que todos los centros e instituciones hacen por la educación de la comarca. La gran fortaleza que tenemos es la capacidad para el trabajo, la formación, la preocupación por el buen hacer y ante todo por el desarrollo, bienestar y logros de nuestro alumnado.

 
Como reto resaltaría el poder conseguir aquellas aportaciones que hacemos desde los distintos órganos como equipos directivos o asociaciones de padres/madres, (FEAMPA) directores (ASADIPRE), para mejorar la calidad de la escuela pública. Aportaciones como el mantenimiento de la plantilla en los centros, o previsión de más recursos, entre otros muchos. Y nuestra gran debilidad, en mi opinión, la forma de vida y la sociedad en la que vivimos unido al poco valor que en ocasiones se le da a la figura del maestro/docente. Esta forma de vida que nos centra en la prisa, en el no escuchar y el juzgar continuo, incide en nuestros hijos, que son nuestros alumnos y que repercute en nuestra labor.
 
A.M.: Está claro que el mundo cambia más rápidamente que nunca, esto afecta a la sociedad y por supuesto a su educación. ¿Es un reto, una ventaja o, en cambio, es una desventaja?
 
V.P: Para mí, un poco de las tres. Reto porque es una continua lucha por conseguir ganar la batalla a las dificultades que ello te plantea; ventaja porque no te permite instalarte en la comodidad (cosa mala y enemiga del progreso y avance); y desventaja, porque somos “personitas” que tenemos corazón y que muchas veces cae en la desesperación y desanimo, emociones y sentimientos que restan calidad a tu trabajo.
 
A.M.: ¿Cómo ves la salud de la educación de Écija?
 
V.P: La veo con una muy buena trayectoria. Es la localidad más puntera en educación e innovación educativa en la que he estado, y son muchos los destinos como docente que he tenido. Las direcciones de los centros de la localidad tanto de infantil, primaria como secundaria, están muy comprometidos, me consta su continuo esfuerzo por formarse y estar a la última, así como su disponibilidad para compartir experiencias, recursos o ayuda entre nosotros. Existe un gran trabajo detrás de todos ellos.
 
A.M.: Como última pregunta y común en este reportaje, ¿cómo se presenta el curso 2019/2020?
 
V.P: Pues como todos los cursos, lleno de ilusión, nuevos proyectos y retos. También con esperanza de avanzar o conseguir aquellos que están iniciados y sin terminar, por causas ajenas a nosotros y con mucha fuerza para afrontarlo.
 
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La SAFA es algo más que un centro educativo. Su historia, su relación con la localidad, su fundación, sus amplias instalaciones y la gran oferta educativa lo han convertido en un referente en la ciudad a lo largo de los años.
 
Jorge Arribas es su director, una persona joven y llena de ganas de continuar con el gran legado que el centro ha cosechado durante décadas.
Ahora Magazine: Las Escuelas Profesionales Sagrada Familia son una institución educativa en Écija por su larga historia, por sus inicios y transformación, por su implicación en la sociedad, por sus dimensiones y su amplia oferta educativa, única en la localidad. Ser director de este gran proyecto educativo debe ser apasionante y conllevar una grandísima responsabilidad…
 
Jorge Arribas: La responsabilidad va ligada a un compromiso con el claustro de profesores y profesoras que vieron en mí la persona adecuada para coordinar su labor. También, este compromiso está ligado a la Compañía de Jesús y su obra: la Fundación SAFA que me acogió con cuatro años, en lo que era el Preescolar, y a la que aún pertenezco. Por último, este compromiso también se enlaza con la sociedad ecijana y con sus jóvenes. Poder trabajar con pasión para su futuro y para el futuro de la ciudad hace que cada mañana me levante con ilusión, aunque haya quedado agotado en la jornada anterior.
 
A.M.: La SAFA ha destacado siempre por apostar por las novedades, la innovación académica, por sacar adelante proyectos, tanto de puertas para adentro, como de puertas para afuera. ¿Cómo se consigue mantener ese ritmo, cómo se mantiene intacta esa ilusión en el claustro y en el equipo directivo?
 
J.A.: La reflexión, el examen y la evaluación para la mejora continua tienen mucho que ver. En los tiempos que corren de prisas y estrés dentro del trabajo, donde todo está mediatizado por los tiempos (evaluaciones trimestrales, horarios, materias que impartir…), deben existir momentos de paro donde se reflexione sobre qué se está haciendo y cómo se puede mejorar. En nuestro caso, además de evaluaciones trimestrales por ciclos y departamentos, auditorías internas y externas, evaluaciones de la función docente y revisiones de programaciones por jefaturas de estudio y homólogos de materia, tenemos un momento importante en verano donde el equipo directivo analiza todas las propuestas de mejora que emanan del claustro, para centrar el punto de mira en objetivos de mejora y en acciones concretas para el curso próximo, y que sirven al profesorado de referencia a la hora de trabajar.
 
A.M.: Hemos hecho un pequeño resumen de los últimos logros académicos conseguidos por el centro y por los propios alumnos y alumnas, es increíble leer de corrido tantos reconocimientos.
Un premio puede ser fruto de la casualidad, pero este currículo es algo más que eso. ¿Cuál es el método? ¿cuál es el secreto?
 
J.A.: El secreto es el servicio, en otro término la vocación. El docente de vocación nunca se olvida de que el alumnado es el centro del sistema educativo y que está en sus manos muchas horas. El profesorado SAFA se cerciora de que su servicio se centra en educar personas que sean competentes, conscientes, comprometidas, compasivas y creativas, y para ello, la escuela, la SAFA, no puede ir a remolque de la sociedad: la incorporación de las TIC en el aula (aula de idiomas, radio escolar, pizarras digitales, tablets, robótica…), el trabajo por proyectos o PBL (donde el alumnado aprende respondiendo a un reto o pregunta), el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje de las matemáticas desde las inteligencias múltiples, la Inclusividad, la dualidad en la FP o la potenciación del inglés hablado/escuchado dentro del proyecto bilingüe, son una realidad en SAFA que la hacen estar adaptada a los tiempos.
J.A.: La innovación y el emprendimiento forman parte del ADN de SAFA pero esto conlleva una serie de capacidades o competencias que se trabajan en clase y que son la razón de ser de dicha innovación y emprendimiento: el trabajo cooperativo, la resolución de problemas, el hablar en público y defender el trabajo realizado, la investigación para la acción, el respeto al medio ambiente y a los más necesitados o el estudio de la sostenibilidad del proyecto son algunas de ellas.
 
A.M.: Sé que será difícil, pero ¿qué premio os ha hecho especial ilusión conseguir?
 
J.A.: Muchos de los premios recibidos han sido coordinados por mi antecesor en el cargo, D. Rafael Flores, y poniéndome en su lugar creo que el Proyecto de Innovación Educativa “Escucha algo Especial”, premiado con el 1º premio “Francisco Giner de los Ríos” a la mejora de la calidad educativa para 2005, modalidad TIC aplicadas en contextos educativos, por el Ministerio de Educación y Ciencias, puede ser uno de sus favoritos. Este proyecto se centraba en un programa de radio realizado por alumnos con necesidades educativas especiales. Para mí, el favorito puede ser el Premio a la Escuela Emprendedora, otorgado en este 2019 por la Fundación Princesa de Girona, ya que valora especialmente, entre otras actuaciones, algunas de las desarrolladas en educación infantil de las que yo he formado parte: Antena-Lápiz, una miniempresa educativa de producción audiovisual.
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El docente de vocación nunca se olvida de que el alumnado es el centro del sistema educativo.
A.M.: Estos méritos están compartidos a partes iguales entre los alumnos y alumnas y el propio claustro. Supongo que es esencial la implicación y la ilusión del educador…
 
J.A.: La implicación del educador, su participación ilusionada y su corresponsabilidad en un proyecto educativo son básicos para conseguir las grandes finalidades educativas. Siempre pongo el símil del barco: a todo el mundo le cuento que un centro educativo es un barco, quizás un crucero trasatlántico en el que el director gerente y su equipo directivo llevan el timón, y en el que el profesorado forma parte de la tripulación trabajando en la sala de máquinas, como camareros, personal de limpieza… Si todo el mundo pone de su parte, trabaja de forma eficaz y corresponsable, el crucero llegará a puerto y sus usuarios llegarán satisfechos por el trato recibido y el viaje realizado. Pero si el barco se encuentra con un iceberg, grande o pequeño, y hace aguas por la etapa de infantil, por la atención a familias o por los resultados académicos, el barco se hunde al completo.
 
A.M.: Desde hace ya varios años, la SAFA cuenta con una nuevas e impresionantes instalaciones. ¿Es esto señal de las posibilidades de crecimiento en su oferta académica?
 
J.A.: Un crecimiento sostenible de la oferta educativa. Aunque algunas instalaciones se usen para estar “menos apretados” en la parte antigua, SAFA no cierra las puertas a su crecimiento educativo, pero debemos ser conscientes de que esto debe hacerse con mesura y analizando lo que verdaderamente necesita la sociedad ecijana y su comarca. Nuestra actividad está ligada principalmente al concierto educativo, si la Consejería de Educación ve con buenos ojos estas instalaciones y ampliar el concierto, bienvenido sea. Si no, nos pondremos a trabajar con otras opciones, siempre y cuando sean sostenibles social y económicamente. No obstante, un salón de actos, una capilla o un pabellón polideportivo abiertos al barrio, siempre han estado presentes desde el proyecto primigenio.
 
A.M.: Me gustaría terminar haciendo referencia al motivo de este reportaje conjunto, la buena salud de la educación en Écija y su comarca. Vuestros centros son un buen ejemplo, pero este año, y de forma individual, han sido muchos los alumnos y alumnas que ha destacado por sus logros académicos, algo se estará haciendo bien, ¿no?
 
J.A.: En la comarca tenemos los mejores profesionales y al alumnado con mayor potencial, pero tenemos que creérnoslo. Tenemos muy buenos centros educativos e institutos de secundaria. Vélez de Guevara, Nicolás Copérnico, San Fulgencio y por supuesto SAFA, preparan al alumnado de forma excepcional con bachilleratos muy potentes y muy buenos resultados en selectividad. Mucho se está haciendo bien, pero debemos seguir trabajando no sólo con los alumnos y alumnas excelentes que, desde primera hora, quieren aprender y titular, sino también con aquéllos otros, cada vez más, que no quieren estar escolarizados en secundaria y son motivo de conflicto en las aulas, y también con el alumnado de NEAE, una de las prioridades de SAFA y que también obtienen sus logros académicos a destacar cuando consiguen hacer una pequeña suma o unir dos sílabas seguidas.
 
A.M.: No hay un final de entrevista sin una pregunta clásica, ¿nuevos proyectos para el curso 2019/2020?
 
J.A.: Me alegra que me preguntes el clásico y te cuento la primicia: como sabemos, el clima de convivencia y la conflictividad que se está dando en los centros, son uno de los caballos de batalla del sistema educativo, pues bien, SAFA-Écija afrontará un nuevo reto en este curso: ser de los primeros centros educativos que incorporan en el currículum de ESO una asignatura que tiene como última finalidad promover las relaciones respetuosas, enseñando habilidades eficaces para el manejo de las emociones, fomentando la cooperación y las habilidades de resolución de problemas, y luchando contra todo tipo de acosos. “Educación Emocional y Disciplina Positiva”, que así se llama la asignatura, será impartida por un grupo especializado de psicólogos y psicopedagogos expertos en la materia, y las notas que el alumnado obtenga en la misma, tendrán el mismo valor que las obtenidas en lengua o matemáticas.
Entrar en I.E.S. Pablo Olavide de La Luisiana produce una extraña sensación a aquellos que hace años que no tienen que ir a clase. Algo parecido a la envidia de no haber vivido sus años de juventud en un centro como este, a pensar “aquí se lo tienen que pasar bien los chavales…”.
 
A cargo de este centro, un equipo directivo liderado por un apasionado de las letras, de la cultura en general y de la enseñanza en particular. Vicente Mazón ama el cine, la literatura y la docencia, y todo mezclado ha dado como resultado un proyecto educativo revalidado por reconocimientos y premios en todo el país.
 
Mazón nos recibe para hablarnos, con la humildad que le caracteriza, de su instituto.
 
Ahora Magazine: Después de esta breve introducción, uno podría pensar que el I.E.S. Pablo de Olavide es un centro privado de cualquier capital española. No sorprende tanto los reconocimientos conseguidos, sino la continuidad en el tiempo. ¿Cómo se consigue este impresionante currículo a lo largo de los años en un pueblo de poco más de 4500 habitantes?
 
Vicente Mazón: El currículo puede llamar la atención, pero creo que lo realmente importante es lo que hay detrás, esa continuidad de la que hablas. En la pregunta haces referencia a centros privados y puede que ahí esté una de las claves para alcanzar la consolidación de nuestro proyecto educativo: hemos creado una manera de entender la enseñanza -eso que ahora se llama crear una marca- y hemos dotado al centro de personalidad propia. Detrás de ello se esconden muchas horas de trabajo en equipo, una formación continuada para estar al día en el mundo de la educación y, sobre todo, una clara vocación por enseñar y educar a nuestros jóvenes. Pero no puedo pasar por alto, que todos esos premios responden siempre al trabajo del alumnado, ellos son los verdaderos protagonistas del Pablo de Olavide.
 
A.M.: Es característica común en los centros que tratamos en este reportaje. La ilusión del claustro y del equipo directivo, además del compromiso de los jóvenes, son imprescindibles…
 
V.M.: Es imprescindible pasarlo bien cuando se entra en el aula, pero también romper los muros de las clases tradicionales para disfrutar; reinventar el currículo que ha conseguido convertir en tedioso los libros de texto; no acomodarse en las zonas de confort que todos encontramos en nuestras profesiones; hacer del centro un espacio de puertas abiertas en el que los chavales continúen en contacto con la realidad de nuestro tiempo en lugar de abrir un paréntesis en el que alguien te habla de cuestiones ajenas; contar con el apoyo de la localidad y sus instituciones… En definitiva, hacer del centro un espacio permeable a un mundo en continuo cambio.
 
A.M.: Desde hace más de una década el I.E.S. Pablo de Olavide trabaja a partir del sistema ABP, Aprendizaje Basado en Proyectos. ¿Quizás este sistema sea uno de sus ejes principales para alcanzar lo conseguido?
 
V.M.: Sin lugar a dudas. El ABP es una metodología activa que cede el protagonismo al alumnado y entre las virtudes que presenta destaca su flexibilidad, pues admite la incorporación de cualquier otra metodología, desde las tradicionales hasta el aprendizaje cooperativo o la gamificación. En nuestro caso, nos permite ser creativos, desarrollar la autonomía de los chavales e integrar el trabajo de todas las asignaturas en un único proyecto de clase. Hasta hace un par de cursos era el profesorado el que decidía las líneas temáticas a partir de las que programábamos nuestras tareas integradas, en los dos últimos es el propio alumnado el que decide el tema en referéndum y el profesorado lo convierte en proyectos evaluables conforme a lo que la ley establece.
 
A.M.: Una de señas de identidad de su centro es el compromiso con la sociedad local, con la cultura que va más allá de lo que encontramos en los libros de texto, de la historia local, en definitiva, de la implicación de vuestros proyectos con el mundo exterior, todo lo que hay al otro lado de las puertas del centro…
 
V.M.: Como te decía, un centro debe ser permeable a la realidad. No podemos pretender que el instituto reciba el apoyo del entorno si desde el centro no le aportamos nada. Es importante creer que desde la educación se puede cambiar el mundo y hay que empezar desde la puerta del instituto hacia afuera. Por eso en el Pablo de Olavide hemos asumido numerosos proyectos del Ayuntamiento de La Luisiana y El Campillo y los hemos hecho curriculares; hemos integrado planes y programas de Mancomunidad, Diputación, Consejería… y los hemos llevado hasta el alumnado para que los trabaje en las aulas o salga a la calle a trabajarlos. Y, cuando hemos visto la posibilidad de impulsar la cultura de la localidad, hemos trasladado las iniciativas a las instituciones locales para trabajar juntos y convertirlas en hechos: el ejemplo más claro puede que sea el Certamen de Relatos Pablo de Olavide, de carácter internacional.
 
A.M.: Ahí se encuentran el cine, el flamenco, la literatura… ¿Se nos olvidan a menudo estas fuentes de cultura?
 
V.M.: Nos han hecho olvidarlas. Y cuando las tratamos en el aula, pasamos de puntillas sobre ellas o las convertimos en conceptos academicistas sin ver el potencial que tienen para acercarnos a los intereses del alumnado. Si las miramos con la mente abierta, se convierten en verdaderas autopistas en las que caben todas las asignaturas del currículo. Al menos así las entendemos nosotros y en estos últimos cursos hemos integrado todas las materias para trabajar en torno a una única lectura; o nuestros chavales han creado cortometrajes en los que han dado cabida a las asignaturas que trabajan a lo largo del curso; o han compuesto letras para combatir las desigualdades de género o el racismo y las han interpretado con cantaores y guitarristas profesionales…
 
A.M.: Escuchándole hablar, comprobando su pasión por la educación y echando un vistazo a los proyectos y méritos del centro, solo me viene una cosa a la cabeza ¿Cómo son las reuniones del claustro a la hora de preparar el próximo curso? Mi imaginación me lleva a pensar que deben parecerse más a una reunión de guionistas de serie o una película que a la imagen manida de una mesa llena de profesores mayores y aburridos… Perdón por la comparación.
 
V.M.: Para empezar te apunto que uno de los grandes problemas de nuestro centro es la inestabilidad de la plantilla, lo que nos lleva a trabajar cada curso con mucha intensidad desde el principio. Los claustros tal vez no sean tan emocionantes como te imaginas porque se centran más en la parte normativa, de formación y toma de decisiones. Pero las reuniones de ETCP (Equipo Técnico de Coordinación Pedagógica), las de los departamentos y, sobre todo, las coordinaciones de área (en las que participa todo el profesorado) sí son como apuntas. Se parecen mucho a una reunión de guionistas o de una agencia publicitaria: alguien tiene una ocurrencia y todos aportan o corrigen hasta ir mucho más allá de la idea original. Luego hay que darle forma a partir de criterios de evaluación y contenidos. La verdad es que resulta impresionante ver cómo se dispara la chispa creativa del claustro y la emoción que reflejan las caras.
 
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Es importante creer que desde la educación se puede cambiar el mundo y hay que empezar desde la puerta del instituto hacia afuera.
A.M.: Cualquier visitante que pasee por los pasillos o clases del centro verá rápidamente cómo el trabajo del día a día está impregnando las paredes. ¿Los alumnos y alumnas se sienten identificados con todo lo que hacen? ¿Han conseguido que los jóvenes se sientan orgullosos y disfruten de su educación?
 
V.M.: El alumnado es el que hace el centro, hacerlo partícipe de la creación de los espacios en los que pasa buena parte del día es esencial para que se encuentre a gusto cuando trabaja. Además, siempre se aceptan sus aportaciones: les planteamos retos para que los desarrollen en el aula y/o en casa, pero la manera de enfocar el trabajo, la orginalidad… son suyas, nos limitamos a guiarlos o a ofrecerles sugerencias. Es una labor de muchos años, pero sí, hemos conseguido que alumnos y alumnas se sientan identificados con el Pablo de Olavide; la prueba está en que todos codician la camiseta del centro con la que se premia a quienes mejor trabajan en nuestros proyectos, y en que el centro aparece en sus redes sociales de manera preferente.
 
A.M.: El reconocimiento al trabajo realizado desde el I.E.S. va más allá de los galardones, nos consta que tanto el equipo directivo, como miembros del claustro son requeridos por numerosos centros de profesorado y universidades para participar en cursos de formación y en proyectos de investigación.
 
V.M.: Las experiencias hay que compartirlas, sólo así podemos enriquecernos. Y no lo digo por lo que nosotros podamos aportar, sino porque nos desplazamos a otros centros o los traemos hasta La Luisiana para aprender de ellos. La verdad es que supone un orgullo que desde localidades mucho mayores, Madrid incluida, y desde las universidades y C.E.P. se hayan fijado en el trabajo que estamos desarrollando en un centro de una localidad pequeña. Eso hace que las energías y las ganas de apostar fuerte sigan vivas. Aunque no trabajamos para que nos lo reconozcan, nunca viene mal una palmadita en la espalda.
 
A.M.: El motivo de este reportaje conjunto es hablar de la buena salud de la educación en Écija y su comarca. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
 
V.M.: Creo que estamos en el camino para llegar a esa buena salud pero todavía falta mucho por hacer. Es cierto que a algunos centros se les está reconociendo su labor con distinciones autonómicas o nacionales, y que los resultados en las pruebas de acceso a la universidad son buenos… Pero hay que ir más allá. Cuando hablamos de educación hay que soñar a lo grande y plantearse grandes retos. Hay que hacer que lo extraordinario sea ordinario en las aulas. Si pensamos que tenemos buena salud, podemos relajarnos y convertir estas iniciativas en otra forma de rutina. La mejor manera de mantenerse sanos es estar activos, enriquecernos continuamente y compartir experiencias por encima del nombre propio de cada centro.
 
A.M.: Y, para terminar, una pregunta común para todos, imagino que, como todos, el próximo año se presenta apasionante para su centro, pero ¿nos podría adelantar algunos nuevos proyectos para el curso 2019/2020?
 
V.M.: Nuestro alumnado nos ha retado a que en febrero diseñemos un proyecto integrado de centro sobre la naturaleza, así que en ello andamos; des-de septiembre empezamos a trabajar también en el resto de tareas integradas. Por otra parte, nos enfrentamos a una nueva aventura que iniciamos el pasado curso: estamos adentrándonos en el pensamiento crítico y este año implementamos en las aulas rutinas de pensamiento para facilitar el aprendizaje a nuestro alumnado. Además, junto a los compañeros y compañeras del C.E.I.P. Antonio Machado, del C.E.I.P. Director Manuel Somoza y el C.E.P. de Osuna-Écija seguiremos avanzando en un Proyecto Lingüístico de localidad que pretende unificar estrategias y metodologías para que el cambio de centro no suponga un obstáculo para los chicos y chicas de La Luisiana y El Campillo. Por último, estamos moviendo fichas para conseguir un Ciclo Formativo de Grado Medio Dual.