El esplendor recuperado

Entrevistas
El pasado 9 de febrero el Stmo. Cristo de la Salud volvió a su parroquia en el barrio ecijano de San Gil. Ocho largos meses de espera, para que fieles y devotos se reencuentren con su Cristo, que vuelve con la casi la totalidad de su policromía recuperada, oculta bajo una gruesa capa de suciedad, repintes y barnices oxidados. Un sudario que ha recobrado su esplendor, y que se encontraba oscurecido y repintado, ocultando su aspecto primitivo.
El Stmo. Cristo de la Salud, o como es conocido y nombrado en Écija, el Cristo de San Gil, es una imagen de estilo gótico renacentista, realizada en el primer cuarto del siglo XVI por las manos de un imaginero anónimo. Es uno de los que cuenta con mayor devoción en la ciudad. Procesiona el Miércoles Santo en un austero paso neobarroco en madera de caoba tallado por Antonio Martín y con carpintería del ebanista ecijano José M. Martín, con apliques y cartelas de plata de ley de Díaz Roncero.
 
Desde que en 1985 Luis Álvarez Duarte realizara el último trabajo de restauración sobre el Cristo hasta la fecha, el titular de la Hermandad de San Gil no había pasado un proceso tan minucioso de recuperación. Después de tanto tiempo, la imagen del Cristo de la Salud presentaba un preocupante estado de conservación y la talla se encontraba muy ennegrecida por el paso del tiempo y las capas de suciedad acumuladas.
 
Ante esta situación, la Junta de Gobierno de la hermandad ecijana decidió dejar esta delicada tarea en manos de la restauradora sevillana Carmen Bahima Díaz.
 
Para un trabajo de tal envergadura y gran responsabilidad la sevillana ha trabajado directamente en las dependencias de la propia Hermandad y bajo la tutela de una comisión formada por miembros de la actual Junta de Gobierno y antiguos hermanos mayores.
 
Ahora Magazine ha querido conocer más a fondo el trabajo de esta licenciada en Bellas Artes y poseedora de una amplia experiencia en el campo de la restauración que ha devuelto a Écija uno de las imágenes más veneradas de nuestra Semana de Pasión.
 

Ha sido una intervención muy laboriosa. La imagen se encontraba bastante deteriorada, oscurecida por el paso de los años y por la degradación de los materiales constituyentes.

Poco a poco he visto cómo el Señor recuperaba esa salud que durante siglos repartió entre los astigitanos y eso me llenaba de emoción.

Ahora Magazine: Carmen, a pesar de tus años de experiencia y los trabajos que te avalan, ¿Cómo se enfrenta una restauradora a una tarea tan importante como la restauración de una obra de arte del S.XVI y con tanta devoción en Écija?
 
Carmen Bahima: Sin duda ha sido un reto importantísimo. Desde el punto de vista personal, soy una persona muy religiosa y también cofrade y saber que tenía entre mis manos una figura de tanta devoción, oraciones y peticiones atesoradas durante tantos siglos era una gran responsabilidad.
 
Profesionalmente ha sido una experiencia extraordinaria. La imagen del Señor de la Salud ha sido una de las obras de arte más antiguas que han pasado por mis manos. El hecho de haberla intervenido fuera de las dependencias de mi taller ha supuesto un reto importante también. Poco a poco he visto cómo el Señor recuperaba esa salud que durante siglos repartió entre los astigitanos y eso me llenaba de
emoción.
 
A.M.: Realizar una restauración de una imagen sin conocer a su autor, ni tener referencia de su obra, debe ser muy diferente a realizarla de un artista reconocido, ¿no?
 
C.B.: Bueno es cierto que el tener referencias del artista a la hora de intervenir una obra puede arrojar cierta luz sobre la misma, pero cada pieza es un ente independiente, una caja de sorpresas por desvelar. Eso es también apasionante en esta profesión. El hecho de descubrir paso a paso parte de la historia de la obra sin conocerla, es un reto en cada intervención.
 
A.M.: ¿Qué destacarías, a nivel artístico, de la imagen del Cristo de la Salud de Écija?
 
C.B.: Se trata de una imagen tardo gótica con ciertos rasgos ya renacentistas. Se intuye un modelado más naturalista en la musculatura. La estructura actual de las manos, fruto de la última intervención, no es la original. Posee una belleza muy particular y que a mí me ha cautivado, sin duda. A pesar de tratarse de un Cristo muerto, posee una mirada que conmueve.
 
A.M.: La restauración se ha realizado en aproximadamente 8 meses, ¿en qué condiciones se encontraba en Cristo de la Salud cuando llegó a tus manos?
 
C.B.: Ha sido una intervención muy laboriosa. La imagen se encontraba bastante deteriorada, oscurecida por el paso de los años y por la degradación de los materiales constituyentes. Una labor muy importante se ha realizado sobre el paño de pureza, recuperándose la policromía original oculta bajo numerosos repintes ya oxidados.
 
A.M.: ¿Cuáles serían los aspectos más destacados de todo el proceso?
 
C.B.: Lo que más preocupaba a la Junta de Gobierno era el aspecto de la policromía. Por la datación de la pieza y sus características sabíamos que la policromía sería bastante más clara de la que se apreciaba. Efectivamente, tras la realización de las primeras catas, lo comprobamos. Fue recuperándose la encarnadura original de la imagen dotando a la pieza de mucha más naturalidad. Finalmente se apostó por la recuperación del estofado original del sudario, mucho más adecuado y acorde con la imagen del crucificado.
 
A.M.: Y, ¿cuáles han sido las principales dificultades que te has encontrado?
 
C.B.: El mayor riesgo cuando un restaurador se enfrenta
a una intervención de estas características en una obra con tanta repercusión, es el tan temido “cambio”. En todo momento se ha actuado de la mano de la Junta de Gobierno a la que se le explicaron los criterios a seguir. La imagen fue resurgiendo poco a poco. La mayor dificultad ha sido la realización de una limpieza homogénea, manteniendo cierto rastro de suciedad. La recuperación del sudario ha sido un trabajo muy minucioso.
 
A.M.: En este tipo de restauraciones, en la que la imagen va a estar expuesta al exterior cada Semana Santa, ¿se realiza algún tipo de proceso especial?
 
C.B.: No. no son necesarios tratamientos especiales. Cualquier imagen en madera policromada debe ser tratada en la medida de lo posible alejada de focos de humedad (lluvia durante la estación de penitencia) y cambios bruscos de humedad y temperatura, ya sea en la calle o dentro de las iglesias.
 
A.M.: Tras una restauración, cualquier imagen cambia sustancialmente, ¿en la mente de un restaurador está la preocupación de cómo recibirá el público el cambio?
 
C.B.: Sin lugar a dudas. Como ya he mencionado anteriormente esta era una de las principales preocupaciones de la hermandad. Pero la aplicación de los criterios adecuados y la buena base que en este caso poseía la imagen han jugado un papel determinante.
 
El resultado a nivel personal ha sido muy satisfactorio.  
 
carmen_bahima_diaz
Nacida en Sevilla en 1979, es licenciada en Bellas Artes en la especialidad en Conservación y Restauración por la Universidad Hispalense.
 
En 2006 se integra en el equipo del área de Conservación de Bienes Culturales, taller de pintura del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
 
Entre sus proyectos más importantes destacan los realizados para el museo de Cádiz, Iglesia Colegial del Divino Salvador, Real Parroquia de Ntra. Señora Santa Ana de Triana, el Nazareno de la localidad sevillana de Puebla de Cazalla, la restauración de Ntro. Padre Jesús ante Anás y la Virgen del Dulce Nombre de la Hermandad sevillana del Dulce Nombre.