40 años no son nada
Antonio Victorio

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Antonio José Victorio Encinas comenzó a trabajar en el sector a los 14 años, pero no fue hasta la muerte de su padre, con apenas 20, cuando él y sus hermanos emprendieron un proyecto que los convertiría en un referente de la restauración y el ocio nocturno en la ciudad.
 
Todo comenzó con una pequeña cafetería en la actual Avda. del Genil, junto al centro de salud Virgen del Valle. Siete hermanos y un padre visionario que a finales de los 70 decide montar una de las primeras discotecas de la ciudad, Diamante, conviviendo con las también pioneras Mónaco y Sayja.
 
Hoy por hoy, Antonio Victorio, cuenta con más de 40 años de profesión, multitud de proyectos y negocios a sus espaldas y el reconocimiento avalado por el éxito de cada uno de ellos. Un profesional que ha elegido como su proyecto definitivo uno de los enclaves más impresionantes de Écija, el restaurante del Palacio de Benamejí.
AHORA Magazine: Antonio, más de 40 años. ¿Han pasado rápido?
 
Antonio Victorio: Mucho. Es difícil imaginar que empecé con 14 y han pasado ya cuatro décadas prácticamente sin parar de trabajar.
 
A.M.: Aunque has tocado todos los palos, muchos te conocemos y recordamos al frente de negocios nocturnos. ¿Cuándo os dais cuenta de que la noche es el camino?
 
A.V.: Mis hermanos y yo éramos muy jóvenes cuando empezamos. Entonces sólo estaban los bares de toda la vida. Mi padre montó Diamante y para nosotros fue lo más. La verdad es que heredamos de mi padre su espíritu innovador y emprendedor. Fuimos los primeros en montar una pizzería, un burger y una de las primeras discotecas de Écija.
 
A.M.: Toda esta historia empezó con tu padre y posteriormente continuasteis en sociedad los siete hermanos, pero pronto emprendiste tu camino en solitario.
 
A.V.: Sí. A principio de los 90 tuvimos la necesidad de tirar cada uno por nuestro lado. Yo monté mi primer pub, National IV, y ya después todos los demás proyectos, combinando siempre la noche y la restauración. La noche cansa mucho, siempre me ha encantado, pero es complicada. Yo he sabido controlar mucho y he sabido estar en mi sitio. Supongo que la edad me pedía un poco más de tranquilidad, mi lugar ahora es éste.
 
A.M.: ¿Cómo ha sido la noche en Écija?
 
A.V.: Écija ha sido siempre puntera, ha habido varias etapas en las que la ciudad ha sido referente y punto de encuentro de toda la juventud de la comarca. Todos los que nos hemos dedicado a los locales nocturnos hemos innovado. Fuimos los primeros en traer los láser, por ejemplo.
 
A.M.: Has cambiado mucho de negocio. En dos o tres años traspasabas y montabas otro ¿eran decisiones empresariales o simplemente cansancio?
 
A.V.: Era un reto para mí el montar otro negocio, era un desafío el emprender un negocio nuevo como apasionado del trabajo que soy, siempre en el campo de la hostelería. Cuando conseguía un objetivo me entraba el cosquilleo y se despertaba el interés por otra actividad. Intentando innovar, algo positivo para el pueblo y entrar en sana competencia con otros con las mismas inquietudes para dar a los clientes siempre lo mejor de mí y lo que se hacer muy bien.
 
A.M.: ¿Algún secreto para aguantar tanto tiempo y triunfar en todos tus negocios?
 
A.V.: Pues tanto en la noche como en la restauración hay varias cosas fundamentales: tener un buen equipo detrás y ofrecer buen servicio y calidad y, por supuesto, es imprescindible ser un buen relaciones públicas, estar tú al frente de la imagen del local. No hay más.
 
A.M.: Me gustaría saber tu opinión sobre el nivel gastronómico de la ciudad.
 
A.V.: Estamos a muy buen nivel. En todos sitios están funcionado los gastrobares, y aquí tenemos muchos y de muy buena calidad. Pero no tenemos profesionales con formación, ni para las cocinas ni para detrás de la barra. Posiblemente porque los propios restauradores tampoco la tienen o porque no han sabido avanzar con los tiempos. Afortunadamente, hay jóvenes valores que están cuidado mucho la profesionalidad, pero aun así, falta personal cualificado. Una buena solución sería una escuela de hostelería en la ciudad. Aun así creo que la buena restauración está asegurada. Hispania, Ágora, Laurel y otros tantos son ejemplo de ello. La buena gastronomía está en buenas manos, entre ellas las nuestras.
 
A.M.: ¿Cómo te sientes en este último proyecto en Las Ninfas?
 
A.V.: Esto era un reto. En los últimos años no se ha tratado muy bien este espectacular restaurante. Nosotros no empezamos desde cero, lo hicimos desde menos de cero. Afortunadamente, desde que estamos al frente vamos avanzando y estamos muy contentos. Tenemos un lugar privilegiado, aunque eso no lo es todo. El servicio, la calidad, las formas… Todo es importante. Creo que las Ninfas está en primera línea de la restauración ecijana.
 
A.M.: Tus hijos han estado muy involucrados en todos tus proyectos, pero sus caminos ahora están lejos de los negocios de su padre, ¿la saga se acaba?
 
A.V.: (Risas) Por supuesto, conmigo la saga termina.