DANIEL PASTRANA
Portador del Don

Entrevistas
Estamos acostumbrados a verlo en la pequeña pantalla, informándonos diariamente de lo que ocurre en nuestra ciudad. Es lo que podríamos llamar un rostro conocido.
 
“Portadores del Don” es su primera novela publicada. Fruto de su pasión por la lectura, de su carrera y profesión, de su locura por los cómics y videojuegos, y por ese encuentro con el maestro José Manuel Sánchez Sevilla, que el destino le había preparado.
 
Hablamos con Daniel Pastrana para descubrir su “don” y para que nos hable de esa faceta suya, desconocida para la mayoría.
Ahora Magazine: Perdona que la primera pregunta sea tan genérica, ¿cómo comenzó todo?
 
Daniel Pastrana: No es una historia muy lineal. Yo realmente comienzo a escribir cuando empiezo la carrera de periodismo en Sevilla. Siempre me ha gustado mucho leer, sobre todo gracias a mi hermano Emilio. Pero los primeros relatos que escribo son de aquella época universitaria.
 
A. M.: Quien te conozca bien, sabe de tu pasión por el cómic, los videojuegos, la literatura fantástica y la ciencia ficción. Tienes todas las asignaturas aprobadas del “buen friki” …
 
D. P.: Yo soy friki desde siempre. Siempre me ha gustado mucho todo lo que has enumerado. Yo he llegado a ser friki de las películas de Disney, ansiaba cada estreno. Aquello fue a tanto que mis compañeros de facultad me llamaban Señor Disney. Vamos, te puedo asegurar que llevaba fotogramas de «El Jorobado de Notre Dame» en la carpeta de la universidad.
 
A. M.: El siguiente paso después de tanto leer, ver pelis y pasar horas delante de un videojuego, era escribir ¿fue todo ese “frikismo” lo que te motivó a hacerlo?
 
D. P.: Sí, pero realmente en aquellos primeros años de carrera nos ceñíamos a juntarnos unos cuantos compañeros y retarnos escribiendo relatos de todo tipo. Así estuvimos dos años aproximadamente. Si hay un inicio, es ese.
 
Aquello pasó y yo dejé de escribir regularmente. No empecé a tomármelo más en serio, escribir relatos, hasta que la Asociación Thanatos me propuso escribir para unas ediciones que publicaban anualmente. Tuve la suerte de tener a mi lado a mi amigo Sergio Pérez, con quien realicé mi primer relato a dos manos. Se llamaba “Hojas en medio del huracán”, esa fue mi primera publicación oficial. Después llegaron más publicaciones de Thanatos y el fanzine “La factoría”. Y volví a parar en seco para dedicarme a otras cosas, como ser padre.
 
A.M.: Supongo que ese parón creativo llegó hasta tu encuentro con el gran José Manuel Sánchez Sevilla
 
D. P.: Sí, justo cuando José Manuel llega a Écija, me entero de que hay un taller de escritura y me apunto. Aquello fue un punto de inflexión. Sobre todo por conocerlo. Era una persona que vivía la escritura, transmitía el amor por escribir y sabía contagiártelo.
 
Aquel primer año del taller fue increíble. Se creó una familia y descubrí a gente que no me imaginaba que escribiera. De aquel primer curso salió un libro de relatos y me reactivó nuevamente. Ya empecé a escribir relatos más regularmente y a presentarme a concursos.
 
A. M.: Y llega el premio “Victoria Sendón” …
 
D. P.: Sí. El año anterior, aunque no llegué a ganarlo, me dijeron que mi relato había gustado mucho. Me volví a presentar en la siguiente edición y ese año sí lo gané. Es en ese momento cuando empecé a plantearme la posibilidad de que, a lo mejor, se me da bien (risas). Con ese subidón me enfrenté al segundo curso del taller de escritura y José Manuel nos propuso escribir una novela. Todos le echamos valor y nos pusimos a ello.
 
He de decir que la primera que comencé a escribir no llegó a buen puerto. Elegí un género complicado, como es la novela histórica, y enseguida descubrí que tenía que escribir sobre algo que me gustara.
 
A. M.: ¿Esa decisión fue la que terminó germinando “Portadores del Don”, tu primera novela?
 
D. P.: Sí. Tenía que buscar la alternativa y, nuevamente, en un encuentro con grandes amigos, entre los que estaba Sergio Pérez, se encendió la bombilla. De eso hace unos cinco años. Se me ocurrió la idea inicial de la novela y empecé a pensar qué no se había hecho en el género. Enseguida llegué a la conclusión de que quería mezclar la literatura clásica con los cómics. En ese momento supe que tenía novela.
A. M.: ¿Y de esa unión, qué criatura ha salido?
 
D. P.: A mi me gusta llamarlo unos “X-Men en la Edad Media”. Ese fue el planteamiento inicial. A partir de ahí empecé a desarrollar ideas, siempre con influencias propias, de lo que lees, de lo que ves. La gente que lo ha leído dice que ve influencias muy variopintas: “El Señor de los anillos”, “Ataque de los Titanes” del manga, del racismo implícito en los “X-Men”… Pero al final me lo he llevado a mi terreno y creo que tiene su propio sello.
 
A. M.: Por lo que me dices, ¿hay gente que ya ha leído la novela?
 
D. P.: Claro, una vez que escribo la novela se la doy a leer a gente a la que creo que le puede gustar y también a la que puede no gustarle. Me interesa que me saquen los fallos que se me han podido pasar. No busco elogios, voy buscando críticas constructivas. La verdad es que esta primera novela se la he dado a mucha gente.
 
A. M.: ¿Cuándo decides intentar publicar?
 
D. P.: Pues fue determinante la respuesta de José Manuel Sánchez Sevilla y otros tantos que me dieron muy buena crítica, pero fue él quien me dijo directamente: “¡Eres un cabronazo, presenta la novela ya!”. Imagínate. Un subidón. No te lo quieres creer. A partir de ahí empiezo a intentarlo, enviando la novela a multitud de editoriales. Y llegan los primeros noes que se convierten en eternos. Hasta que en unas jornadas de novela de Écija conozco a Joan, padre de la que hoy es mi agente, Sandra Bruna, todo un referente literario. Por ponerte un ejemplo, ella fue quien descubrió a Ildefonso Falcones.
 
A. M.: Al final todo nace y crece a raíz del taller de escritura…
 
D. P.: Sí, aunque el camino fue muy largo. Una verdadera montaña rusa. Primero pasar por un informe externo de lectura, que pasamos con éxito, la firma del contrato con la agencia y otra vez el silencio. Pasaba el tiempo, dos años, y no ocurría nada.
 
A. M.: ¿Hay algún momento es que normalizas el “esto no va a salir”?
 
D. P.: Sí. La novela fantástica escrita en España no vende y, la verdad, es que Sandra no conseguía editorial e iban pasando los meses. Animado por mi mujer y ya bastante desalentado, retomo lo de enviar la novela por mí mismo. Tras varios meses de volver a la rutina de buscar editorial y enviar la novela, me encuentro con la que finalmente se convertiría en mi editorial, Titanium, quien tras leer el manuscrito confían en mí y en la obra.
 

«Portadores del Don» es el primer volumen de una trilogía, así, puestos a soñar me encantaría completarla.

A. M.: Como todos conocemos tu trabajo en los medios de comunicación, permíteme que te pregunte, ¿cuándo escribes? ¿cómo te organizas?
 
D. P.: Pues es difícil, pero la verdad es que sigo una estructura en dos partes: En primer lugar, dedico un buen tiempo a la creación del mundo donde transcurrirá la novela, los personajes, el hilo argumental, etc. Y después, el proceso de escritura pura y dura. En este segundo proceso es cuando yo me pongo metas. Entre ellas, escribir de 1500 a 3000 palabras cada día, de lunes a viernes.
 
A. M.: Le robarás tiempo a la noche…
 
D. P.: Sí, soy nocturno. Empiezo a escribir sobre las diez de la noche hasta las doce o la una de la madrugada. Es el momento perfecto. Has terminado de trabajar, los niños duermen…
 
A. M.: Una vez que salga esta edición de Ahora Magazine ya estará publicada…
 
D. P.: No lo te lo voy a negar, hoy eso me pone algo nervioso. Yo, a pesar de mi trabajo, soy muy tímido. No sé como será, pero estoy seguro que lo pasaré mal, aunque sé que estaré entre amigos, así que de alguna forma también disfrutaré (risas).
 
A. M.: Tienes tiempo para soñar en el después…
 
D. P.: Bueno, en un principio “Portadores del Don” es el primer volumen de una trilogía, así que sí, puestos a soñar, me encantaría completarla. Además, me gustaría poder publicar un par de novelas juveniles que ya tengo terminadas, otra novela fantástica y por qué no, la que acabo de empezar. Ya ves que por soñar no es.
 
A. M.: ¿Y si los sueños se cumplen?
 
D. P.: Está claro. Si pudiera dedicarme a esto lo haría, lo tengo clarísimo. Es lo que quiero hacer. Adoro mi trabajo, pero esto me gusta infinitamente más.