La Nueva era de las farmacias.
Hay profesiones que forman parte de nuestro día a día. Componen un elemento más dentro de nuestro barrio y se convierten, en muchos casos, en confidentes, asesores y amigos. Los farmacéuticos son un claro ejemplo. Son accesibles, cercanos y, como profesionales, útiles y necesarios.
Hablamos de ello con Adolfo y Domingo Ortega, hermanos, farmacéuticos y al frente de la Farmacia Central, en calle Nueva, y de la Farmacia 12 horas, del barrio de Las Huertas.
Ahora Magazine: Quien tenga una cierta edad, y no necesariamente mucha, recuerda su farmacia de toda la vida, a la que te acercabas con tu madre a recoger lo que el médico te había prescrito o a pedir consejo antes de acercarte a la consulta. En esta época que vivimos, donde nos distanciamos de todo, a través de las nuevas tecnologías, ¿en qué han cambiado las farmacias?
Adolfo Ortega: Básica, y casi exclusivamente, en que la farmacia y los farmacéuticos son ahora mucho más profesionales, es decir, los servicios y la profesión han avanzado muchísimo, ha mejorado notablemente, facilitando y mejorando la calidad de nuestro trabajo.
Domingo Ortega: Y creo que, actualmente, el propio farmacéutico tiene mucha más presencia que antes. Por lo demás, esa cercanía, esa confianza que se le aporta al paciente, siguen intactas. Sabemos que somos respetados y queridos y, día a día, se nos demuestra con creces.
A.M.: ¿Cuál es el mejor valor añadido de los farmacéuticos, de cara a la población?
A.O.: Como hemos dicho, nuestros servicios han avanzado mucho. Hoy por hoy, en las farmacias no solo dispensamos medicamentos. De hecho, nunca ha sido así. Pero ahora menos que nunca. En nuestro caso, nuestra farmacia sigue una línea muy asistencial.
A.M.: ¿Línea asistencial?
D.O.:Sí, muy orientada al paciente, más cerca de la salud. Además de la dispensación de medicamentos, ofrecemos servicios de nutrición y dietoterapia; toma y seguimiento de la presión arterial, tanto de la forma habitual como con los nuevos sistemas de medida 24h; control de los niveles de azúcar, triglicéridos y colesterol y, por supuesto, la gestión de los SPD, sistemas personalizados de dosificación. Servicios orientados a que el paciente obtenga el máximo partido a su medicación, que es nuestra misión.
A.O.: Precisamente, ese un tema interesante, los SPD. Refleja perfectamente lo que creemos que debe de ser la labor de un farmacéutico. Los SPD, son muy útiles entre pacientes de avanzada edad o en aquellos con tratamientos complejos, porque no solo sirven para garantizar la correcta toma de todos los medicamentos, sino que nos ayudan a valorar la necesidad, efectividad y seguridad del tratamiento. Estamos totalmente convencidos de que nuestra labor es asesorar y ayudar al paciente en la evolución de su enfermedad.
D.O.:Efectivamente, nosotros nos hacemos cargo de mantener el propio pastillero, nos aseguramos de que la medicación está bien y es la correcta. Mantenemos un contacto directo con el médico, organizamos la medicación e intentamos garantizar que el tratamiento se sigue correctamente. Creemos que ese servicio es esencial. Nuestro trabajo no termina al entregar la medicación, debemos valorar la efectividad y seguridad del tratamiento, hacer un seguimiento.
A.M.: Nos habláis de servicios que, seguramente, mucha gente desconozca, ¿es así?
A.O.: Nosotros definimos la farmacia y el farmacéutico como un agente de salud que complementa la labor del médico y de otros agentes sanitarios. Nadie debería marcharse de una farmacia con su medicamento sin saber por qué se lo toma y cómo se lo debe tomar. Independientemente de no dejar que ningún paciente se marche con la mínima duda sobre su tratamiento.
D.O.: Nuestras responsabilidades son muy claras, aunque creemos que la figura del farmacéutico está infrautilizada.
A.M.: ¿Y cómo podríamos sacarles más partido a nuestros farmacéuticos?
A.O.: Sencillamente, estamos preparados para gestionar una serie de síntomas menores, solo nuestra labor sería muy útil para descongestionar el saturado sistema de atención primaria. De hecho, es algo que sistemas sanitarios, como el británico, lo tienen muy presente como una manera de optimizar los recursos públicos.
D.O.: Es cierto que estamos formados para que, a partir de unos primeros síntomas, poder hacer una primera criba, aconsejar al paciente y, si lo vemos conveniente y necesario, indicarle que debe ir al médico. Ahorrando de esta manera sobrecostes innecesarios al sistema sanitario.
A.M.: Bueno, pero eso sí es una práctica habitual, ¿no?
A.O.: Sí, la gente suele hacerlo. Todos ven en la farmacia un punto cercano y muchos se acercan antes del ir a la consulta. De hecho, las estadísticas ratifican que el paciente va seis veces a la farmacia por cada vez que va al centro de salud.
A.M.: Realmente, hablamos de un círculo cerrado entre tres puntos, el paciente, el médico y el farmacéutico.
D.O.: Así lo entendemos nosotros. Hoy por hoy, los diagnósticos funcionan bien, la prescripción y la dispensación funciona bien, pero falta que el seguimiento del paciente, de su tratamiento, funcione a la perfección. Esa es también nuestra responsabilidad. Los pacientes cada vez toman un mayor número de medicamentos y tratamientos más complejos. Creemos que es necesario un agente que realice el seguimiento de la farmacoterapia. Y el farmacéutico, que es el experto en el medicamento, es el apropiado
A.O.: Sí, creemos que hay una labor muy bonita en nuestra profesión. Ese contacto con el paciente, esa preocupación por su estado, ese seguimiento del tratamiento una vez dispensado, su desarrollo, el control de las tomas y por último el resultado. Eso implica un permanente contacto con el paciente.
D.O.: Es nuestra obligación y nuestro deber, y además la gente nos lo pone fácil, ya que la figura del farmacéutico está muy bien valorada.
A.M.: Básicamente, nos habláis de un concepto de servicio farmacéutico que traspasa el mostrador, que entra directamente en nuestro día a día, casi más que el propio médico.
A.O.: Así es, los médicos tienen un tiempo limitado en cada visita. Hacen su trabajo de manera extraordinaria, pero son muchos los pacientes que cada día pasan por sus consultas. Cada vez más, porque la población se encuentra más envejecida, con más necesidades sanitarias. Nosotros proporcionamos un servicio más directo, más extenso y dilatado en el tiempo. Todos tenemos una farmacia cerca de casa
D.O.: Así es como entendemos nosotros la farmacia y la labor del farmacéutico. Entendemos que hay una necesidad, un vacío cuando el paciente llega a casa y se encuentra solo frente al tratamiento. Muchas veces, los tratamientos se dejan, no se siguen correctamente. A todos nos ha pasado que, si tenemos que tomarnos durante una semana antibióticos, nos cuesta, nos olvidamos, incluso lo dejamos antes de lo recomendado. Esto es mucho más acusado en pacientes que tiene que tomar varios medicamentos de manera continuada.
A.M.: Pero para llegar a ese punto perfecto, el propio paciente tiene que estar concienciado…
A.O.: Sin lugar a dudas. Actualmente, existe un proyecto muy bonito llamado ANM, Asistencia en Nuevos Medicamentos. Se trata, básicamente, de acompañar al paciente durante los primeros días en los que se toma un nuevo medicamento. Eliminando dudas, resolviendo problemas que pudieran aparecer en estos primeros momentos. Es un servicio que se está realizando en otros países con resultados fabulosos.
D.O.: Esta nueva forma de trabajar nos acerca mucho más a los pacientes. Ya que, una vez que se ha dispensado el medicamento y, tras un periodo en que el paciente ha tomado el fármaco, la persona vuelve a la farmacia para informarnos de cómo le ha ido, qué dudas tiene, cómo le está sentando.
A.M.: ¿Y qué conseguimos con todo este procedimiento?
A.O.: Algo muy importante, mayor efectividad del tratamiento y mayor conocimiento del paciente y su dolencia.
D.O.: Hay un componente psicológico, de empatía, que debemos de usar con los pacientes. Hay que sentarse con él, establecer una comunicación. Si interrumpe el tratamiento, conocer las causas. Es imprescindible conocer y valorar la opinión del paciente.
A.O.: Además, hay estudios que avalan que, si tras la dos primeras semanas, el tratamiento se ha seguido correctamente, un alto porcentaje de pacientes consigue terminarlo en tiempo y forma. Con lo que eso supone para nuestra salud.
A.M.: Para terminar y, tras aprender muchísimo de vuestra profesión, me gustaría pediros un mensaje, un último consejo de nuestros farmacéuticos.
A.O.: Parece que siempre damos los mismos consejos, pero podemos dar muchos más. Nos gustaría que la gente viera la infinidad de partido que puede salir de una farmacia y sus profesionales. No solo entregamos medicamentos.
D.O.: Yo, emulando los anuncios, me gustaría terminar con otro consejo: “Lean lo explicado en este artículo y consulten al farmacéutico”.